1594
Mis bellos amores, dos horas después de partir este correo, veréis a un caballero que os ama mucho, y a quien llama rey de Francia y de Navarra, título honroso ciertamente, pero harto y pesado; el de súbdito vuestro es mucho más delicioso. Los tres títulos son buenos, sea cualquiera la salsa con la que se aderece, y no pienso cedérselos a nadie. He visto en vuestra carta la prisa que tenéis por ir a Saint-Germain.
Me agrada mucho que queráis a mi hermana; es esta una de las pruebas más seguras que podéis ofrecerme de vuestro afecto, que yo aprecio más que mi vida, y eso que ha mi vida la quiero mucho.
Buenos días, mi todo; beso vuestros hermosos ojos un millón de veces.
Hoy, 14 de septiembre, en nuestro deleitoso desiertos de Fontainebleau.
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